Carlos Bianchi es una de las grandes leyendas del fútbol sudamericano. Como jugador y entrenador, su espíritu ganador y su personalidad llevaron a equipos sudamericanos a lo más alto del deporte.
Como jugador, Bianchi fue un goleador increíble. Pero como entrenador, fue aún mejor. Se ganó el apodo de “Virrey” y logró algo increíble: ganar la Copa Libertadores cuatro veces.
Sin duda se trata de una figura que todo aficionados a las apuestas deportivas debe conocer. En esta nota, vamos a repasar la carrera de Carlos Bianchi y cómo pasó de vender periódicos a conquistar el fútbol en Europa y Sudamérica.
Inicios y juventud
Carlitos nació en una familia de clase media y creció en Villa Real, en el oeste de Buenos Aires. De joven, ayudaba a su padre a vender periódicos antes de convertirse en jugador profesional con Vélez Sarsfield.
Desde adolescente, Carlitos mostró un gran talento. Debutó como profesional a los 18 años con Vélez en 1967, jugando contra Boca Juniors, el club que más tarde sería muy importante en su carrera como entrenador.
En su primera etapa con Vélez, Carlos anotó 121 goles. En ese equipo, jugó con grandes talentos como Luis Gallo, Juan Carlos Carone, Omar Wehbe y Daniel Willington.
Carrera en Europa
Carlos Bianchi, un nombre que significa goles. Su talento para anotar lo llevó a Francia, donde jugó con el Reims. Desde el principio, Bianchi mostró que sabía cómo marcar. Cada temporada, sus números eran increíbles.
En la temporada 1974/75, anotó 15 goles. Pero eso fue solo el comienzo. En los años siguientes, anotó 30, 34 y 28 goles, siendo el máximo goleador de la Ligue 1 cada año. ¡Una verdadera máquina de goles!
El Paris Saint-Germain no tardó en fijarse en él. Entre 1977 y 1979, Bianchi anotó 37 y 27 goles respectivamente. Uno de sus partidos más memorables fue una victoria por 8-2 contra el Troyes, donde anotó cuatro goles, incluyendo uno desde lejos.
Aunque no era conocido por sus tiros potentes, Bianchi era muy inteligente y aprovechaba cada error del rival. Sin embargo, el PSG no era muy bueno en defensa y el equipo se mantuvo en la mitad de la tabla durante su tiempo en París. Sus 37 goles en una temporada no fueron superados hasta que Zlatan Ibrahimović anotó 38 en la temporada 2015/16.
Desilusionado, Bianchi regresó a Vélez, donde siguió mejorando y anotó 85 goles en 159 partidos. Rejuvenecido, decidió volver a Francia en 1985, regresando al Reims para una última temporada, donde anotó ocho veces en 18 partidos antes de retirarse.
Carrera internacional
Bianchi jugó para la selección argentina entre 1970 y 1972. Aunque su tiempo con la selección no fue tan destacado como su carrera en los clubes o su etapa como entrenador, tuvo momentos importantes. Gracias a sus buenas actuaciones en el campeonato argentino, Juan José Pizzuti, el entrenador de la selección en ese entonces, lo convocó por primera vez el 22 de octubre de 1970 para un partido contra Paraguay en Asunción, que terminó en empate.
A partir de ahí, Bianchi jugó 14 partidos con la selección y anotó 7 goles. Aunque no tuvo muchas oportunidades para brillar a nivel internacional, cada vez que jugaba, demostraba su talento y capacidad para marcar goles.
Carrera como entrenador
Bianchi no ganó muchos trofeos como jugador, pero como entrenador fue otra historia. Sus primeros trabajos en Reims y Niza no salieron bien, así que se tomó tres años para aprender más sobre el juego. Aunque su tiempo en Francia no fue el mejor, casi consigue entrenar al PSG en dos ocasiones.
Regreso a Vélez
En 1993, Bianchi volvió a Vélez como mánager y su carrera despegó. Transformó al equipo, combinando talento y agresividad. Los jugadores lo adoraron y empezaron a jugar un gran fútbol. Ganaron el Clausura de 1993 y muchos trofeos más. En 1994, ganaron su grupo en la Copa Libertadores y vencieron a Sao Paulo en la final por penales.
Ese mismo año, derrotaron al AC Milan en la Copa Intercontinental en Tokio, con goles de Roberto Trotta y Omar Asad.
Vélez era conocido por su unidad y sus jugadas a balón parado, gracias a las horas de entrenamiento con Bianchi. Durante su tiempo en Vélez, también ganó el Apertura de 1995 y el Clausura de 1996, convirtiéndose en el mejor entrenador del club en la era moderna.
Además, se ganó el apodo de “Virrey de Liniers”. Este apodo se lo dio el periodista deportivo Víctor Hugo Morales.
Éxitos con el Boca Juniors
En 1996, después de triunfar con Vélez, Carlos Bianchi se fue a la Roma, pero no le fue bien. Entonces, Boca Juniors lo llamó y ahí comenzó su leyenda.
Boca tenía jugadores talentosos como Riquelme, Palermo, Coloccini, Samuel y Battaglia, junto con veteranos como Córdoba, Cagna, Barros Schelotto y Arruabarrena. Bianchi unió al equipo y les enseñó su táctica.
Con Boca, Bianchi no solo ganó, sino que su equipo jugó un fútbol hermoso. Le dio libertad a Riquelme, quien ayudó a ganar tres títulos nacionales en 1998, 1999 y 2000. En siete años, Bianchi ganó seis títulos en Argentina.
El verdadero éxito llegó en la Copa Libertadores. En 2000, Boca venció a Palmeiras y ganó el título, con Palermo y Riquelme brillando. Al año siguiente, defendieron el título, y entre 2000 y 2001, también vencieron al Real Madrid en la Copa Intercontinental.
Bianchi dejó Boca en 2001, pero volvió en 2003. Ganó el Apertura y llevó a Boca a otra final de la Libertadores, donde vencieron a Santos. Finalmente, superó al Milan en la Copa Intercontinental, consolidando su legado.
Conclusión
Carlos Bianchi es, sin duda, una figura icónica en el fútbol sudamericano. Su legado como jugador y entrenador ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte. Desde sus humildes comienzos vendiendo periódicos hasta convertirse en un goleador imparable y un estratega brillante, Bianchi ha demostrado que la pasión y la dedicación pueden llevar a la grandeza.
Su capacidad para transformar equipos y llevarlos a la cima del éxito, ganando la Copa Libertadores en cuatro ocasiones, es un testimonio de su talento y visión. Bianchi no solo ganó títulos, sino que también inspiró a generaciones de futbolistas y aficionados con su liderazgo y espíritu competitivo.
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