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Kaká

Kaká jugó en algunos de los clubes más famosos del mundo. Un lugar que se ganó con esfuerzo y dedicación, superando un desafío tras otro.  Tuvo un grave accidente de columna al inicio de su carrera y varias derrotas en el campo, como la del Milan en la Liga de Campeones y el escándalo de la Serie A. A pesar de todo, siempre se mantuvo enfocado en su carrera y en su fe.

También tenía problemas de visión que lo obligaban a usar lentes fuera del campo y lentes de contacto durante los partidos. Una vez jugó con una sola lente después de que se le cayera durante una colisión.

En esta nota, vamos a repasar la vida y carrera de este increíble jugador brasileño y su camino hacia la cima. ¡Sigue leyendo!

Infancia y primeros años

Ricardo Izecson, nació el 22 de abril de 1982 en la ciudad de Gama, Brasil. Su papá, Bosco, era ingeniero civil y su mamá, Simone, era profesora. Tiene un hermano menor llamado Rodrigo, que también es futbolista. Rodrigo no podía pronunciar “Ricardo” y solo decía “Caca”, de ahí viene el apodo “Kaká”.

Cuando tenía siete años, su familia se mudó a São Paulo. Allí, su amor por el fútbol creció y fue fichado por el São Paulo FC a los 8 años. A los 15 años, firmó su primer contrato profesional con el club.

A los 18 años, sufrió un accidente que casi termina con su carrera. Muchos pensaron que no volvería a jugar, pero él siempre ha dicho que su recuperación fue un milagro de Jesucristo. Se recuperó y debutó con el primer equipo en enero de 2001.

En su primera temporada, Kaká jugó 27 partidos y anotó 12 goles, ayudando al São Paulo FC a ganar el Torneio Rio-São Paulo en 2001, la única vez que el club ha ganado ese campeonato. En la siguiente temporada, jugó 22 partidos y anotó 10 goles, llamando la atención de muchos clubes europeos.

Carrera

AC Milan

En 2003, el AC Milan fichó a Kaká por 8,5 millones de euros. Debutó en la Serie A con una victoria por 1-0 sobre el Ancona. En su primera temporada, anotó 10 goles en 30 partidos, lo que le valió nominaciones al Balón de Oro y al Jugador Mundial del Año de la FIFA.

En la temporada 2004-2005, ayudó al Milan a ganar la Supercoppa Italiana tras vencer a la Lazio. También llevó a su equipo a la final de la Liga de Campeones contra el Liverpool. En 2006-2007, se convirtió en el máximo goleador de la Champions con 19 goles.

El año 2007 fue especial para Kaká. Fue nombrado Futbolista del Año de la UEFA y formó parte del Equipo del Año de la UEFA. Además, ganó la Copa Mundial de Clubes de la FIFA contra el Boca Juniors, y se llevó el Balón de Oro al mejor jugador del torneo.

Real Madrid

Debutó en La Liga con una victoria por 3-2 sobre el Deportivo de la Coruña y terminó la temporada con 8 goles y 6 asistencias en La Liga, además de 9 goles y 8 asistencias en otros partidos.

Una lesión lo mantuvo alejado del juego durante ocho meses, pero regresó con fuerza. Anotó su primer gol de la temporada el 9 de enero de 2011 en una victoria por 4-2 sobre el Villarreal. Terminó esa temporada con 7 goles en 20 partidos y ayudó al Real Madrid a ganar la Copa del Rey.

En la temporada 2012-2013, ganó la Supercopa de España contra el Barça y se convirtió en el futbolista brasileño más goleador en la historia de la Liga de Campeones tras marcar en la victoria por 4-1 contra el Ajax.

Después de marcar 29 goles y dar 32 asistencias en 120 partidos, Kaká se despidió del Real Madrid y regresó al AC Milan en 2013. Marcó su gol número 100 con el Milan contra el Atalanta.

Retiro

Como muchas estrellas del fútbol, Kaká terminó su carrera en la MLS con Orlando City. Siempre soñó con jugar en Estados Unidos y lo logró en 2014 como su primer Jugador Designado, convirtiéndose en el mejor pagado de la liga. 

Un préstamo al Sao Paulo lo llevó de vuelta a Brasil, donde marcó en su regreso contra Goiás, aunque perdieron 2-1. Kaká volvió a Orlando City para una segunda etapa en Estados Unidos. 

Finalmente, rechazó ofertas de Sao Paulo y AC Milan, y una oportunidad de ser director en un equipo de la Serie A, pero no le gustó el papel. Aunque no tuvo una carrera larga, en su mejor momento, Kaká estuvo entre los mejores jugadores del mundo.

Carrera en la selección brasileña

Cuando pensamos en Kaká, no solo recordamos su carrera en clubes, sino también su gran trayectoria con la selección brasileña. Con 92 partidos y 27 goles, Kaká fue clave en el equipo nacional. Pero más allá de los números, sus cualidades únicas lo hicieron destacar.

En 2003, Kaká fue capitán en la Copa Oro de la CONCACAF con el equipo sub-23 de Brasil, logrando el segundo lugar detrás de México. Su liderazgo y habilidad en el campo lo hicieron vital para la selección. En la Copa Confederaciones de 2005, jugó en los cinco partidos y anotó en la final, mostrando su importancia.

Kaká también ganó la Copa del Mundo en 2002 y dos Copas Confederaciones. Aunque solo jugó 25 minutos en el Mundial de 2002, su estilo y actitud ganadora fueron clave para el éxito de Brasil.

Vida fuera de campo

Todos conocemos a Kaká por su talento en el campo, pero ¿sabías que fuera de él era aún más impresionante? Desde joven, Kaká se convirtió en un cristiano evangélico devoto. A los 12 años, ya estaba inmerso en su fe. En la Copa del Mundo de 2002, mostró una camiseta que decía “Pertenezco a Jesús” después del partido final.

En noviembre de 2004, Kaká se convirtió en Embajador contra el Hambre del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, siendo la persona más joven en asumir este rol.

En 2008, la revista Time lo nombró una de las personas más influyentes del mundo, siendo el único futbolista en la lista.

Conclusión

A lo largo de su carrera, Kaká demostró ser un jugador excepcional, no solo por su talento en el campo, sino también por su resiliencia y dedicación. Superó obstáculos que habrían detenido a muchos, desde lesiones graves hasta desafíos personales, siempre manteniendo su fe y su amor por el fútbol. 

Su legado no solo se mide en títulos y goles, sino en la inspiración que brinda a futuras generaciones de futbolistas. Kaká es un ejemplo de cómo la perseverancia y la pasión pueden llevar a alguien a alcanzar la grandeza, dejando una huella imborrable en la historia del deporte.

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